Historia del Valle de Ocón

            El Valle de Ocón posee un relevante pasado que se evidencia en las múltiples manifestaciones de su patrimonio histórico y cultural. Está documentada la presencia de comunidades durante las etapas finales de la Prehistoria. Yacimiento relevante  perteneciente a la cultura de la Edad del Hierro es el de Partelapeña (El Redal), en el que destacan sus cerámicas con decoración excisa.

De la cultura romana  se conservan en San Julián restos de una canalización de más de 30 km. que tomaba el agua de Sierra la Hez y la llevaba hasta Calagurris (Calahorra). Se conoce la existencia de villas romanas en Pipaona (Parpalinas), Partelapeña (El Redal) y la Laguna (Alcanadre); ello indica que se implantaron plenamente en el Valle de Ocón las formas de vida propias de la romanización; para ello fue determinante la proximidad de la zona a la importante ciudad de Calagurris. El lugar de Ocón mejor conocido es la villa de Parpalinas, tanto la residencia de los propietarios como la cristianización que se adoptó desde el s. V.

Tras el dominio musulmán (siglo VIII) la zona se convirtió en territorio fronterizo. La conquista del reino pamplonica en el s. X organizó el territorio entre Alcanadre y Sierra la Hez bajo la autoridad de un tenente real con sede en La Villa. En el siglo siguiente Castilla tomó la zona bajo su control y, para consolidar la frontera del Ebro frente a Navarra, Alfonso VIII concedió fuero a Ocón en 1174; pretendía reforzar el aspecto militar potenciando el núcleo civil de La Villa. En pocos decenios se construyeron aquí la fortaleza, la Fuente de los Santos, la iglesia de San Miguel (restos románicos), la iglesia de Santa María y la ermita de San Juan. Todo ello entre finales del XII y principios del siguiente. En el s. XIII Ocón fue entregado en señorío a los Duques de Nájera, vigente hasta la extinción de las jurisdicciones señoriales en el s. XIX. 

Como el resto de España, Ocón asiste en siglo XVII a una crisis económica empeorada por el fuerte impacto de la mortandad catastrófica de las pestes. El XVIII fue época de cierto despertar de la actividad económica, hecho que ha dejado una importante huella en el patrimonio local, pues muchas de las mejores realizaciones del arte monumental y mueble religioso de Ocón se datan en la citada centuria.

El Valle, también conocido como Tierras de Ocón, forma una unidad histórica debido a que sus pueblos han vivido un pasado común durante los muchos siglos en los que se mantuvieron jurídicamente vinculados entre sí por la tenencia real, luego por el señorío y permanentemente por un nutrido cabildo clerical. El moderno sistema territorial del s. XIX creó el municipio de Ocón con los mismos límites territoriales y núcleos de población que tuvo el señorío. Comprendía las localidades de San Julián (abandonado en el s. XIX), Las Ruedas, La Villa, Santa Lucía, Pipaona, Los Molinos, Aldealobos, Oteruelo (Abandonado en los años 70 del s. XX), El Redal, Corera y Galilea. Pronto los tres últimos, con mayor población y riqueza, reclamaron su ayuntamiento separado; en 1845 lo consiguió El Redal y en 1865 Galilea y Corera.

En la actualidad todas las comunidades del histórico Valle de Ocón buscan hacer frente a los problemas de apagamiento económico y despoblación que sufre el mundo rural. Los proyectos de desarrollo que se implementen en el futuro requerirán de la articulación de todos ellos en tareas y objetivos compartidos.

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